La Bella y la Bestia de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont

Había una vez un comerciante muy rico que tenía seis hijos: tres hijos y tres hijas. Siendo un hombre sensato, no escatimó en gastos para su educación y les proporcionó todo tipo de maestros. Sus hijas eran extremadamente hermosas, especialmente la más joven. Cuando era pequeña, todos la admiraban y la llamaban "La Pequeña Bella". A medida que crecía, continuó siendo conocida como Bella, lo que hacía que sus hermanas estuvieran muy celosas. La más joven, además de ser hermosa, también era más amable que sus hermanas. Las dos hijas mayores eran muy orgullosas porque eran ricas. Actuaban de manera ridícula y no se relacionaban con las hijas de otros comerciantes, solo con personas de alto estatus. Salían todos los días a fiestas, bailes, obras de teatro, conciertos, y así sucesivamente. Se reían de su hermana menor porque pasaba la mayor parte de su tiempo leyendo buenos libros. Como se sabía que tendrían grandes fortunas, varios comerciantes prominentes les propusieron matrimonio. Sin embargo, las dos mayores dijeron que nunca se casarían a menos que pudieran conocer a un Duque o al menos a un Conde. Bella agradecía cortésmente a quienes la cortejaban y les decía que era demasiado joven para casarse. Prefería quedarse con su padre unos años más. De repente, el comerciante perdió toda su fortuna, excepto por una pequeña casa de campo lejos de la ciudad. Les dijo a sus hijos, con lágrimas en los ojos, que debían ir allí y trabajar para ganarse la vida.